Como parte del programa de un encuentro formativo de superiores de una congregación educativa masculina, a mediados de febrero hemos compartido en Zaragoza una formación orientada a la animación cotidiana de las comunidades y a cómo acompañar o reconducir las situaciones y problemáticas más comunes.
Partiendo de un artículo de la Regla “La comunidad fraterna es el lugar donde florece la gracia de nuestra vocación”, hemos trabajado con mucha participación de los hermanos: las relaciones fraternas como don y como tarea, las herramientas del encuentro y cómo aterrizar en el día a día esa empatía, esa ternura y esa actitud de querer ofrecer a los demás lo mejor de mí mismo, en el momento presente y todos los días.